el exilio fue cambiar de cuerpo
un tajo
oscuro
hechizado
para siempre.
Lo otro hombre no existe
la habitación
que poblábamos
con líquidos
espesos,
con jugos que
después se
pegaban a
la ropa
para recordar
al amor,
se disolvió
sin memoria
como ese
hilo fino
de saliva
que salió
de tu boca para
mí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario