Te extraño, campo. Y a los girasoles amarillos en abril. La ropa sucia, el pelo alisado con tierra. La soledad se aguantaba mejor, porque allá estabas sola y no eras nada, y entre los caminos y el cruce de los alambrados, el tiempo se te iba.
2 comentarios:
Anónimo
dijo...
Y sí. El campo a veces nos reconcilia con el mundo. Nada más lindo.
2 comentarios:
Y sí.
El campo a veces nos reconcilia con el mundo.
Nada más lindo.
así es y fue y será. no hay con que darle: se extraña lo entrañado.
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