miércoles, diciembre 02, 2009

Un perro amarillo detrás de las rejas del cíber
interrumpe las posibilidades de celebridad en el cielo
de las letras.
No escribo. Más bien ejercito la mano mejor
que una esgrimista.
Todo fuera de mí, y muy lejos,
ocupando el lugar de los monstruos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Che...Tu Juan Terracota...es eso...de terracota...jaja

Agustín Molina dijo...

allí, donde deben estar los monstruos... bien lejos!

Luciana Schubmann dijo...

Sí, pero depende. Los que tienen las patas peludas me caen bien.