Un perro amarillo detrás de las rejas del cíber
interrumpe las posibilidades de celebridad en el cielo
de las letras.
No escribo. Más bien ejercito la mano mejor
que una esgrimista.
Todo fuera de mí, y muy lejos,
ocupando el lugar de los monstruos.
3 comentarios:
Che...Tu Juan Terracota...es eso...de terracota...jaja
allí, donde deben estar los monstruos... bien lejos!
Sí, pero depende. Los que tienen las patas peludas me caen bien.
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