"Siempre apoyo mi silla sobre la ventana que da a las sierras, y siempre busco con la mirada el cerro Las Tunas. Hoy caminé hasta el alambrado para verlo más de cerca. Lo saludo. Hoy, también, vi dos zorros cruzando un campo arado, un peludo grande bordeando la ruta, animales reventados con los chimangos encima y a los muchachitos de la Primaria jugando a la rayuela. Había uno que era muy gordo, y saltaba igual, otra que no sabía saltar, un nene con las patas muy cortas que pisaba la línea y optaba por caminar, y los otros, los que esperaban en la fila, sólo hacían éso, esperar el salto. Yo cuando era chica usaba botas ortopédicas y me avergonzaba, ahora me doy cuenta de que a mis compañeros no les importaba el hecho de tenerme al lado con mi paso de robot. Le comenté éso a mis alumnos (tienen grandes inseguridades a la hora de leer lo que escriben). Les dije:"no estén tan atentos a la mirada del otro, porque andá a saber qué pone el otro en esa mirada". Un alumno me dijo: "yo a mi cuento no le puse título, y no me importa"
. Son anarquistas. Como los zorros que vi hoy.
Yo quiero quedarme en el campo para siempre"
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